Título Original: STONE Dirección: John Curran Guión: Angus MacLachlan Intérpretes: Robert De Niro, Edward Norton, Milla Jovovich y Frances Conroy Nacionalidad: EE.UU. 2010 Duración: 105 minutos
Hacía tiempo que no veía una película con un guión tan malo, ¿Cómo puede un productor poner a funcionar ese guión?
Hablo de Stone, la última película de John Curran que se ha rodeado de un, en principio, genial elenco de actores principales: Robert de Niro, Milla Jovovich y mi admirado Edward Norton.
Pero por mucho gran actor que puedas contratar para un filme, si el guión no está bien construído, la película se viene abajo rasgando la verosimilitud y arrastrando a los intérpretes.
¿La historia? “Un oficial de libertad condicional (Robert de Niro), se dejará seducir por la mujer (Milla Jovovich)de un preso(Edward Norton) para conseguir su libertad”
El filme se articula a través de las conversaciones del preso y el funcionario, una contraposición que sugiere la tópica pregunta de qué es realmente lo bueno y qué es lo malo, aquello de “no el malo es tan malo ni el bueno es tan bueno”, que pone en quiebra los valores religiosos.
Pero lo que falla, no es tanto la historia como el argumento, cómo se ensambla la historia. La información está muy mal suministrada, en todo momento, deducimos lo que va a pasar, no hay un clímax, con el planteamiento casi podemos deducir el nudo y el desenlace ( o no, porque suponemos que tiene que pasar algo sorprendente para que la peli llegue a buen puerto y no pasa). Si a esto le sumas que las conversaciones preso-funcionario son redundantes y destruyen cualquier sutileza que pudiera haber, esto se convierte en un argumento totalmente triturado para que el espectador solo tenga que tragar, pero a mí me han dado arcadas.
Cuatro personajes principales: funcionario-mujer, Stone-mujer. El funcionario, que está a punto de jubilarse, entra en crisis en cuanto se tambalean los cimientos de su cotidianidad: sus valores religiosos, el fingimiento de su matrimonio, la ética de su trabajo...
Y para crisis, la de Stone, una fuerte crisis existencial que lo sume en los mundos de la literatura esotérica. La mujer de Robert de Niro, una completa trastornada que cree que todo lo que ocurre es por medio del señor, que no habla con su marido.
Milla Jovovich, una inocente e ingenua esposa de líbido excesiva.
Lo que más chirría es la redundancia de la información, la película comienza con las amenazas de irse a Robert de Niro por parte de su mujer unos 20 años antes (bien hecho el casting en este caso, algo bueno había que hacer). Él, para que no lo abandone, amenaza con tirar a su hija por la ventana. Pues bien, parece que el guionista piensa que el espectador no va a entender en ese primer hecho que Robert de Niro es un desgraciado que tiene anulada a su mujer. Por lo que, en numerosas ocasiones, tenemos que ver como omite a su mujer, como se refugia en el alcohol y la facilidad que tiene para dejarse conquistar por Milla Jovovich.
SPOILED
Al final de la película, veremos como la mujer comenta a su hija que una vez intentó abandonar a su padre, porque sí al final lo deja, y no pudo. Y la hija pregunta que pasó y así, como volviendo al principio acaba la película que, como no podía ser de otra manera, Milla Jovovich cuenta a Edward Norton que se ha acostado con Robert de Niro y supuestamente este quemaría su casa, siguiendo su instinto pirómano.
Si falla el argumento nos quedaría pensar en que la historia la sostengan, por lo menos, los personajes y el estilo. Lo cierto es que la construcción de los personajes y sus intérpretes, es el único colchón que puede sostener parte de la trama pero el estilo es nefasto, se abusa de transiciones, de la música, de regocijarse en los encuentros sexuales de Milla Jovovich, un estilo hortera y banal.
Acaba siendo tan redundante, evidente y sumamente lenta que estaría justificado que devolvieran el dinero al espectador.
El guionista se cebó en el mensaje que quería transmitir y la película se convierte en una docencia sobre la moralidad que deja de lado la importancia de una estructura de guión sólida, un argumento que defienda la historia decentemente y un estilo que lo acompañe. La trama se desinfla sin que Curran sepa reanimarla.
Una película con falta de verosimilitud que usa el recurso del paralelismo entre personajes y nos quiere enseñar que una persona que juzga, muchas veces es la que más tiene que ser juzgada.
Pero no os preocupéis, que si cometéis el error de pagar por verla, en la película, insistirá una y otra vez en ese tema y en sus motivos temáticos para que nadie se vaya sin entenderla.
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