-¡Levantate!¡venga, levantate de una vez!-la voz sonaba agresiva, y distorsionada como un preludio incontenido de violencia con pinceladas de horror y gritos desafiantes.
-No puedo, no puedo...-decía ella al tiempo que sus lágrimas brotaban como velas derritiendose al antojo del fuego-
-¡Sí puedes!¡claro que puedes!- y la patada sonó de tal manera que dolería hasta al material más fuerte.
-Sí, claro que puedo...-y se levanto sin importarle el hueso fracturado, ni su rostro desconocido, oculto bajo un festival de golpes sangrientos.
Aferrandose a la vida se levantó, sin importarle su corazón roto por el amor y el odio.
Por la mezcla de sentimientos. Su corazón pisado, por la persona que si bien algún día le había dado la felicidad, ahora se la habría robado para siempre.
Se levantó envuelta en llanto y terror temiendo un nuevo golpe.
-No dramatices,vamos . Sólo necesitaras unas curas y como nueva. Y no llores, eso te pasa por ser una chica mala, sabes que no me gusta que llegues tarde a casa.
Me voy a dormir.Por cierto, mañana no acudas al trabajo ya me encargaré yo de pasar por allí para explicar que no te encuentras bien.
Flotaba el silencio.
Y ella se tiró en el suelo, sin soportar el dolor, más interno que externo.
Brotaba lágrimas de terror y se sumergía en pensamientos que le hacían pensar que o se iba ahora o nunca.
Y de no irse sería noticia de telediario,
sería un número más,
y la vida seguiría igual sin ella
y se olvidarían de ella en cuanto hubiera
otro caso igual que el suyo o incluso antes
y los tribunales acabarían perdonando a su agresor
y ella,
dormiría
para siempre.


L.A.A