sábado, 7 de noviembre de 2009

Los patines

No sé si alguna vez han tenido la sensación de que pueden regresar mediante cosas muy sencillas a épocas pasadas, a años anteriores, hablo del paraíso infantil o incluso de una remota adolescencia.

Pues a mi me pasó hace poco. Era una de esas veces en las que no sabía en que gastar mi tiempo pero quería gastarlo en algo útil que, de no ser instructivo, fuera muy especial. Se me dio entonces por subir al desván que es una especie de gatero del terror puesto que es el lugar donde todo lo que entra jamás vuelve a salir, muere. Queda dejado al abandono y eso es el peor uso que se puede hacer de algo: dejarlo al abandono. Mis patines corrieron más suerte, unos de los pocos afortunados del lugar. Solo tuvieron que estar en el ostracismo unos cuatro años. La máxima alegría fue comprobar que me servían, que a pesar de esos años los patines ¡me servían!

Salí orgullosa de casa, cabeza bien alta y la pesada bolsa de los patines en mano. Me dirigí al lugar más adecuado para patinar, una pista lisa que recorre todo el puerto de un pueblo de cercano. Di una vuelta, me puse contenta al verificar que aun sabía patinar y que realmente la frase de "eso nunca se olvida" no es una mera falacia. Cogí confianza, empecé a patinar más rápido, recuperé el estilo e incluso me atreví a hacer alguna pirueta. Que feliz estaba, mi mente ya estaba programando días para poder patinar, quería volver a hacer del patinaje una actividad frecuente: martes y jueves... no, no mejor los fines de semana por la mañana durante todo el verano...tengo que aprovechar...

El mundo se me vino en cima cuando noté dificultades para seguir patinando: se me cayó una rueda y con ello me dí cuenta que a pesar de todo, han pasado cuatro añós. Los patines, han vuelto al desván.

L.A.A.

1 comentario:

PatriCou dijo...

nunca che contei que el xa non quere bailar conmigo?
por que non podemos plantar en macetas iso que queremos ter aí?
POIS PORQUE MEDRA

pero se mo contas por galeras, son quen de verte patinar